Los adolescentes tienen la capacidad para comunicar sus necesidades, pero no suelen expresar su necesidad de recibir ayuda. Por lo que son los adultos cercanos (padres, tutores, profesores, familiares) al adolescente quienes deben detectar cambios en su estado de ánimo y de conducta. El malestar del adolescente se puede reflejar en forma de aislamiento y tristeza, o en forma de enfado o ira, situaciones en que puede ser necesario ir a terapia para gestionar los problemas psicológicos que están produciendo dichas emociones (tristeza, enfado, ira) y conductas (aislamiento, de agresividad).