En los “nuevos tiempos” las reglas de juego han cambiado

La pandemia por COVID-19 deja patente que las reglas de juego en todo el planeta han cambiado.

Qué estrategias se suelen adoptar cuando cambian las reglas de juego

Hay muchas estrategias para afrontar esta nueva etapa, tanto a nivel individual como social. Muchas de estas estrategias tratan de desviar la atención de nuestros propios pensamientos o emociones de incertidumbre, miedo, tristeza o ansiedad, con actividades que buscan el placer instantáneo, sin aceptar plenamente la realidad presente, y esperando el cambio de la misma lo antes posible. Es decir, intentan realizar actividades saludables, e intentar evadir aquellos pensamientos o emociones que parecen molestarnos o inquietarnos.

Las estrategias habituales no resuelven los problemas a largo plazo

Las estrategias habituales suponen que, para quitarnos las emociones molestas, debemos actuar sobre lo que está fuera de cada uno de nosotros, aquello que creemos que nos ha provocado dicha emoción. Sin embargo, a largo plazo, estas estrategias utilizadas a nivel individual y colectivo, no funcionan: los sistemas económicos siguen siendo no sostenibles, el planeta ecológicamente tampoco es sostenible; y a nivel individual, ninguno queremos que el planeta se “muera”, pero esperamos que la solución venga de “fuera”, (de la ONU, de los políticos de los países ricos, de las grandes multinacionales y bancos, etc.) y no de cada uno de nosotros.

¿Funcionaron las estrategias habituales tras la pasada crisis de la construcción?

Todos recordamos los pensamientos y emociones que surgieron con “la crisis de la construcción” del 2008 en España, en medio de una crisis económica global, cuando se planteaba por parte de los expertos en cambiar el modelo económico por unas economías más locales, y más respetuosas con el medio ambiente, que “las crisis son siempre retos para el cambio”, …

Pero 12 años después, las estrategias adoptadas (activa o pasivamente) por cada uno de nosotros resultan en un nivel de emisiones de CO2 que se ha multiplicado, la deforestación ha seguido aumentando, y los modelos económicos de los países no han cambiado, contribuyendo a la globalización del planeta en aspectos como el de la alimentación, donde por ejemplo, los alimentos ricos en vitaminas C se transportan al otro lado del planeta, sin aceptar la idiosincrasia y cultura locales, los kiwis de Nueva Zelanda transportados a España y las naranjas de España transportadas a Nueva Zelanda.

Para intentar que no se repita la historia

Aunque es necesario adoptar medidas objetivas, prácticas, a nivel social y global, para que sean efectivas requerimos en primer lugar otro tipo de visión del problema, y por ello propongo la nueva (¡y vieja!) estrategia:

La propuesta de estrategia para los nuevos tiempos

La nueva estrategia que considero necesaria ante los nuevos tiempos, no es prestar atención en primer lugar a los cambios que tienen que producirse “fuera de mí” para que así la vida “funcione” bien, sino en trabajar en el cambio interno que es necesario en cada uno de nosotros, no para eliminar el miedo, ansiedad o tristeza, sino aprovechar dichos indicios para afrontar lo que nos produce tales emociones incómodas. Dichas emociones “molestas” son los mensajeros de que algo no funciona bien, pero ellas mismas no son el problema, incluso es bueno disponer de dichas alarmas biológicas en nuestro organismo que nos indican situaciones en que nuestra respuesta no las afronta adecuadamente.

¿Y cómo se materializa la nueva estrategia?

Y algunas preguntas más que podríamos hacernos: ¿Y cómo sientes que has de trabajar en ti, en vez de tener que cambiar lo de fuera? ¿cómo despiertas de la visión que has tenido de toda tu vida de focalizar tu atención fuera de ti en vez de en tu interior, o al menos que has pensado primero en el problema como externo a ti?

Algunos esbozos de la nueva estrategia

Esta nueva estrategia trabaja las verdaderas necesidades, más allá de las sensoriales inmediatas, para poder acercarte con tus verdaderos ojos a lo que eres tú esencialmente, y a tus valores más internos, alejándote del ser parlanchín que nos arrastra a funcionar en modo mental “piloto automático” y que hace que identifiquemos nuestro yo interno con el ruido mental de nuestros propios pensamientos y emociones. Para conectarte con tu yo más esencial, tu yo interno, tienes que dejar el hábito de identificarte con la voz engañosa (la voz parlanchina) de tu cabeza. Sé que es ir contra corriente, pero ir con la corriente en las últimas décadas nos ha llevado a la situación actual.

Más esbozos de la nueva estrategia

Entendiendo que la consciencia es el modo de funcionamiento mental, (no confundir consciencia con conciencia), existen básicamente dos formas de consciencia:

  1. Modo de funcionamiento mental “piloto automático”.
  2. Modo de funcionamiento mental “consciente”.

La nueva estrategia para afrontar nuestro presente consiste en cambiar el modo de funcionamiento mental, dejar el piloto automático, para adoptar el modo consciente.

Aunque espero desarrollar en próximos artículos las características de ambos tipos de consciencias, adelanto ya una característica sobre el “piloto automático”: crea visiones que hacen que te identifiques con ellas, diluyendo (o perdiendo de vista) tu yo interno, no percibiendo que dichas visiones son sólo pensamientos y emociones.

¿Quién eres?

El yo superficial, fruto del modo mental “piloto automático”, hace que te identifiques con tu profesión, tu género, tu religión, tu cultura, tu peña, tu partido político, tu equipo de fútbol favorito, tu estilo de música favorita, etc., y es el modo de consciencia que potencia la cultura occidental. Todas las personas tenemos momentos en modo “piloto automático”, y algunas (y cada vez en mayor medida), también tenemos momentos “conscientes”.

¿Qué opinas? ¿crees que tienes muchos o pocos momentos “conscientes” en tu vida? (Escribe los comentarios abajo).

¿Está preparada la especie humana para este cambio?

En un sentido biológico, la especie humana está capacitada para realizar este cambio de modo de funcionamiento mental (pasar del modo “piloto automático” al modo consciente), ya que la corteza prefrontal posibilita dicho estado mental en cada individuo, tal como lo ha ratificado la neurociencia.

Y en un sentido cultural, ¿está capacitada la especie humana?

Respondo a esta pregunta en el próximo artículo, para no alargar más el presente artículo. Espero que no te haya dejado este artículo indiferente. Deja tus comentarios más abajo. Soy consciente que ante una realidad tan compleja como la que tenemos, dejar “recetas” para “arreglar” las cosas pudiera parecer pretencioso. Pero esta estrategia, que espero desgranar en próximos artículos, la llevo desarrollando en mi vida personal desde enero de 2005, y espero que esta aparente complejidad de la nueva consciencia la puedas percibir en lo que realmente es esencial, y no te distraigas con lo superfluo.

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